jueves, 6 de febrero de 2014

Y volví

Entre el notición de mi regreso, y el aterrizaje forzoso en Chile, ni me había dado el tiempo de actualizar el blog. Ahora, con mi vida algo más estable les cuento de esta patiperra.

Habíamos quedado en Cartagena de Indias, yo, amañada, como siempre. Pegadísima y bien atendida. Pero tocaba moverse, renovar la visa que me dieron por tres meses en Colombia, así que fue la mejor excusa para ir a darse una vuelta por Venezuela. Nada te prepara para enfrentar una nueva ciudad, nada de lo que te cuenten tiene la potencia de lo que fue el viaje entre Cartagena y Maracaibo (en bici, dedo, bus, colectivo, camión y micro) y llegar finalmente a las tierras de Simón Bolívar. Dos semanas me quedé en la ciudad. Paseando en bicicleta, trabajando un poco, echando las cervezas con los amigos en los diversos tugurios, escuchando las marchas socialistas y canciones religiosas que se suceden en la radio local, fotografiando grafitis hechos por el estado en honor de Hugo Chávez. Se cortó la luz, escuche a su presidente hablar tres horas por televisión, carretié con unas argentinas y algunos "maracuchos" y traté de conocer esa Venezuela que no sale en CNN, pero que tampoco sale en TeleSur. 

Entrando a Venezuela
De ahí una última pasadita por Taganga (pegada dos semanas). De ahí una despedida en Cartagena, y a conocer la capital.

Bogotá es la raja, me tocó lluviosa la llegada, pero rico salir de tanto calor. Ahí me recibió una pianista amiga, me abrió las puertas de su casa y me ofreció una habitación en la casa que compartía con su madre y su padre (a quién nunca conocí porque andaba de viaje). Café y comadreo, paseos por la ciudad. Transmilenio, el Museo del Oro, el de Arte Religioso (imperdible), las obleas con arequipe (como una hostia gigante con manjar y otros, delicioso) y mucho más. Me pelaron la cámara así que perdí muchas fotos, pero mis queridas anfitrionas me prestaron una para el día del paseito.

Las anfitrionas en la Plaza Bolivar de Tunja
(pueblito colonial cerca de Bogotá).
Y de Bogotá volé para Chile pues, chicas y chicos, aterrizaje forzoso en Santiago, y de vuelta a mi sur. Ahora trabajando como loca para salir, espero, en julio rumbo a Asia.

¡Deséenme suerte!

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