martes, 8 de abril de 2014

Frutilandia

Hoy les voy a hablar de mi pueblo; Frutillar, el pueblito de nueve mil habitantes con un lago y cuatro volcanes.

El volcán Osorno y sus morados invernales.


Creo que me siento tan cómoda viajando porque tengo mi casa, mi pueblo, tengo mi lugar en el mundo en este lugar, que me adoptó a pesar de me santiaguina condición inicial.

Frutillar es una ciudad que queda en el sur del Chile, en el principio del fin del mundo. Está en la orilla de un lago, llamado Llanquihue, igual que la última glaciación y que en lengua indígena significa "lugar escondido". La verdad, es que así mismo es, ¡ese nombre lo define tan bien!. Sumergidos vivimos, en la cuenca del lago, rodeados de bosques y montañas.

A pesar de que cada vez llega cada vez más gente, Frutillar ha cambiado poco en los últimos años, sigue siendo un pequeño secreto a voces del sur del mundo, y no cuenta con el nivel de visitantes de Torres del Paine, Valparaíso o San Pedro de Atacama. La gente, en general, viene de paso, está algunas horas disfrutando de la playa y de los kuchenes pero sigue su camino hacia Puerto Varas, Chiloé o Carretera Austral.

Autofoto invernal con café. Junio, 2012

A mi me gusta que sea así, que sea como un secreto, pequeño, con un ritmo lento y pausado, pero que a la vez se puedan ver en sus calles personas de los más diversos orígenes, niños de la costa, viajeros del oriente, brasileros buscando el frío, adultos mayores nortinos disfrutando de sus vacaciones. Me gusta en invierno, cuando los colores del cielo hacen que uno salga a la calle pese al intenso frío, cuando el lago parece mar, cuando mantener la casa temperada es un combate, cuando no anda nadie en la calle. 

Me es raro describirlo, me es raro escribirles como es mi pueblo a través de estos subjetivos ojos, estos ojos que viajan por todas partes, despreocupados porque tienen un destino, y ese destino siempre es Frutillar. 


Así es como siento que podría vivir muchos años en cualquier parte del mundo, pero la tierra tira. La tierra siempre tira. Y a mi me tira desde el sur. Siempre que salgo lo hago con una estrella en mi frente y con un ojo en mi hogar.