jueves, 27 de diciembre de 2012

El bello San Juan

Y conseguí la famosa visa, y me devolvieron el pasarporte que anduvo patiperrando dos semanas, y me saqué un boleto en ferry y partí a San Juan.

Estuve diez días, llegué en barco el viernes 14 a la casa de Leoncio, lo conocí por la web www.couchsurfing.org, y a poco andar nos hicimos de lo más compinches. Fue mi anfitrión, mi amigo, hermano mayor, marido (de 40 años de casados), guía de la ciudad, confidente. sicólogo y compadre. La verdad es que encontré un lindo hogar allá en San Juan que me acogió. Me gusta pensar que dejé algo allá también.

San Juan es una ciudad maravillosa, que de verdad encanta. La primera vista desde el ferry ya hizo que me corazón empezara a latir más fuerte. Tuve la suerte, además, de vivir a dos cuadras de la playa. Me iba en bañador y toalla a la playa a tirar un piquero, así de siemple. Igual en Fruti vivia al lado de la playa también, pero les aseguro que este mar estaba bastante mas tibiecito que el Llanquihue. Estabamos en un barrio soñado con pajaritos y árboles y veredas. Pero de todos modos cuando uno se alejaba de los lugares turísticos o acomodados se notaba que la ciudad en general debe tener una calidad de vida bastante superior al común latinoamericano (cuando vaya viendo más ciudades les iré contando sobre esto). El clima también acompañó, acá estamos en invierno, entonces el calor no es abrumador y es perfecto para andar a pata. Caminaba para todos lados, y las distancias largas se hacían en guagua (micro), metro o lancha... jajaja, si... lancha... exquisito.



Me lo caminé todo, fui al mismo parque como cuatro veces, pasié por el viejo San Juan como loca, fui a una feria de cooperativas, a un cine al aire libre, a la Universidad, a unos museos, a La Perla, al cementerio y al concierto de Calle 13.

Puta el concierto bueno. La cagó. La cantidad de gente que había era impresionante. Partimos temprano con Leoncio en guagua, al Centro de Convenciones de San Juan. El concierto iba a empezar a las 22:30 y nosotros llegamos como dos horas antes de eso. Nos separamos en la entrada (Leoncio es periodista, entonces tenía que irse pa otro lado) y de ahí a esperar nomás. Llegó la nueva alcaldesa y la gente se sacaba fotos con ella, ahí me contaban algo de la política local... el reloj avanzaba y la ansiedad era cada vez mayor. La hueá estaba repleta de gente, yo adelantito pero a un costado para tener espacio para bailar, como que estaba en shock... cuando salieron al escenario quedó la cagá, me vibré todas las canciones, cuando salió Rubén Blades el lugar estalló en llamas, yo no paraba de gritar, de ahí me dí cuenta que no se escuchaba nada de lo que cantaban porque toda la gente a mi alrededor estaba igual. Ja ja ja, fué la raja, que quieren que les diga. De ahí a la casa... Y solo llevaba dos días en la ciudad. La cosa estaba empezando.

Estuve esa primera semana de vacaciones en la casa de mi nuevo amigo. Paseamos, conversamos, yo salia a caminar, a veces cocinaba, carreteamos. Lo pasamos super bien. Leoncio fue súper amable conmigo. Me encanta tener un nuevo amigo, la verdad es que nos acompañamos harto.


Es divertido contarle tu vida a otra persona, a un desconocido. Me he dado cuenta que yo como que me desarmo y se rearmo cada vez que expreso algunas cosas con palabras, como si fuera un cubo rubik. Esta bueno porque he entendido mucho mejor algunas cosas poniéndolas en palabras. Igual es fuerte porque hay que enfrentar un montón de emociones, pero ha estado bien. Me ha hecho bien.

Hermano mayor y Cuñada llegaron a pasar la navidad allá. Caminamos más, vimos El Hobbit, hicimos un asado en la casa, conocieron a mi amigo nuevo y donde estaba viviendo, cacareamos, nos sacamos fotos, hicimos videos y tomamos sangría. Tiramos petardos en la plaza, prendimos chispitas y celebramos navidad.

Y ya era 25 y ya había que irse. Parto mañana a Ciudad de México. Ni les explico la adrenalina, muero por conocer el DF, pero un pedacito de mi se quedó allá en San Juan. 

Así que ya chicos, ahora en serio, todos los datos de lugares entretes de los que sepan en DF me vendrán bien, ya supe del Museo de Trotsky y de algunos imperdibles, así que si han estado allá o saben de algo me avisan, por acá, por mail o facebook.

Muchos cariños, ¡los últimos cariños desde el caribe!

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Ñoñés

Estoy en plenas vacaciones. Salgo a caminar harto, vamos a veces a tomar una cerveza con mi hermano y mi cuñada, hacemos asados, espero mi pasaporte visado para poder ir a Puerto Rico, y trato de hacer algo de actividad mental para que mi cerebro no se duerma (entre lo fumado y lo tomado no quiero que se desintegre). Aparte de eso veo miles de series (y las comentámos con mi hermana Fe vía facebook), miro películas, duermo y escucho música la mayor parte del tiempo, y ha sido bacán. Vacaciones, las necesitaba mucho más de lo que pensaba.

Pero hacer cosas ñoñas no me cansa, ni me estresa, ni me aburre. Me encanta. Me hace ñoñamente feliz. 

Es super difícil encontrar información sobre actividades culturales acá, hay super poco en la web y lo poco que hay esta muy disperso. Pero dicen que el que busca...

Fui a un Simposio de Arte Religioso en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (la primera del continente). Como en todo simposio, hubo el más variopinto tipo de expositores; algunos aburridísimos, otros ultra canutos (los dominicanos son particularmente creyentes), y unos ultra secos. Había una vieja que se había ido a meter a unas fiestas religiosas de unos pueblos perdidos en el tiempo y el espacio y los había registrado, otro que contó todo el proyecto de remodelación y puesta en valor de la Catedral Primada de América, el futuro museo y la creación de circuitos por el barrio, un caballero que se mandó la lata de ver como ha evolucionado el uso de iconografía religiosa en el arte dominicano hasta la actualidad... fueron dos días en que se habló de artes, ritos, historia, símbolos y sincretismo. Lo pasé la raja.


Auditorio Manuel Cabral, Universidad Autónoma de Santo Domingo. 
Noviembre 2012.

Aparte de eso y de ver por streaming una conferencia de Todorov (¿Es la memoria un remedio contra el mal?), la otra ñoñez grande fue ir a la Bienal de Arquitectura y conocer la biblioteca. Andaba yo buscando la Biblioteca Nacional, ya que tengo ahí una idea loca de artículo que quiero hacer, y me dí cuenta que las instituciones culturales más importantes de la ciudad están todas en un mismo parque (algo así como la Quinta Normal de Santiago). Es bacán, el Teatro Nacional, la Cineteca, tres Museos y la Biblioteca, los edificios todos cerquita con parque entremedio, nada mejor, uno pasea entre la naturaleza para ir de un sitio a otro. Me metí al Museo de Arte Moderno a preguntar una cosa y estaba la Bienal. Super bueno el montaje, estaban los proyectos organizados por categorías, dos o tres fichas por proyecto y las maquetas de los más bacanes. La inmensa mayoría eran proyectos privados (tengo serias dudas de que el Estado se dedique a otra cosa distinta que robarle a los dominicanos). Lo otro que me llamó la atención es que, de todos los proyectos de intervención urbana, solo uno tenía contemplada la participación de la comunidad. Pucha que estamos atrasados en los temas de participación ciudadana. Y todavía hay pasteles que dicen que uno puro se queja por nada cuando los ciudadanos reclamamos nuestros derechos.




Después de ver la Bienal y la muestra permanente me metí a la biblioteca del museo, que es especializada en arte (la Biblioteca Nacional, recién remodelada, esta cerrada por fumigación). Hay dos funcionarios, uno al computador (don Julio) y una revisando documentos (aún no sé su nombre). Yo les pedí que me enseñaran como funciona la cosa, pregunté si están los catálogos en digital y de ahí uno saca los códigos y los pedía o cual era el sistema para poder leer un rato. El hecho que hubieran sillas plásticas en la sala de lectura era una pista sobre como funcionaba todo. Me dijeron que no había nada digitalizado, que estaban justo trabajando en eso, así que qué pasara al depósito nomás y fuera sacando lo que necesitara. ¡Que agrado! ¡me metí al depósito!, me preocupó un poco la falta de seguridad, pero se me pasó luego, es demasiado rico poder estar ahí a mi gusto y ojear lo que quiera. Finalmente me decidí por "La Ciudad del Ozama. 500 años de urbanismo en Santo Domingo". Un mamotreto de cien mil millones de páginas, que además de ser un manual que habla desde la fundación a la actualidad, tiene muchos planos y fuentes primarias. A leer. Aprendiendo y escribiendo. Espero tener mi primer artículo del viaje antes de partir a Ciudad de México.




En eso he andado las últimas semanas. Voy la biblioteca algunas mañanas, en la tarde me vengo a la casa, escribo, duermo, sigo viendo series y películas, camino, fumo y tomo pilsen. Increíble como se ha pasado el tiempo, todavía no sé si está pasando muy rápido o muy lento.