lunes, 7 de enero de 2013

Sin mapa por Ciudad de México

Impactante. No puedo pensar otra palabra para describir esta ciudad. Si no hubiera venido sentada en el avión, yo cacho que me voy de raja con la vista aérea del DF. Realmente impactante.

Llegué el viernes 28 de diciembre desde Santo Domingo. Dejé el caribe con una profunda nostalgia pero con la adrenalina que produce una nueva aventura.

Me bajé del avión y tuve que hacer una cola gigante para entrar al país (menos mal me dejaron pasar a pesar de no tener boleto de salida). De ahí a la micro. De ahí al metro. Menos mal Karen me había dado instrucciones precisas para llegar a su trabajo, así que me ubiqué regio. ¡El metro tiene 12 líneas!.

Fuimos con Karen hasta su casa en el norte de la ciudad. Fue el manso pique con la mansa mochila (mi hogar de 15 kilos que llevo a la espalda). Me gané el odio de muchos. De ahí la bienvenida oficial con tacos y cerveza, música y amigos. Me fui a casa de Randall (mi primer anfitrión mexicano) y me puse a pasear por la ciudad. Verlo todo es imposible aunque me quedara un año acá. A priorizar entonces. Gracias a todos los amigos y amigas por sus datos.

Había una chinita quedándose en la casa con nosotros, ¡venía por dos días!, la pobre estaba con taquicardia corriendo de allá para acá. Esta ciudad es gigantesca.

Fuimos con Randall y su novia al Museo de Antropología. Toma dos tardes verlo bien. Vi la Piedra del Sol y me tomé una foto con Coatlicue. Ñoñés pura y felicidad extrema.


Conocí el bosque de Chapultepec. Me impresioné con la cantidad de gente en las calles. Ni en mi sueño más loco me habría imaginado como era esta ciudad (la canción del metro de Café Tacuba me hace tanto sentido ahora).

El 31 fui al centro. Estuve como tres horas adentro de la Catedral. Esto si que es barroco extremo. Ya andando por las calles me había dado cuenta de que todo es barroco y kitsch, pero la catedral de la capital virreinal... uff, realmente de otro mundo. La Plaza del Zócalo, de otro mundo también. Por la cresta la inmensidad (¡y el oro!), mi pobre corazoncito está fuera de control. Es todo bastante abrumador.

Pasé el año nuevo bailando salsa. Si el año nuevo pasado me hubieran dicho que recibiría el 2013 acá no me la creo. Luego seguí la noble tradición del 1° de enero: flojear. Randall estaba donde su abuela y se me unió como a las 17:00 hrs. en la maratón de Friends.

Al día siguiente a la Plaza de las Tres Culturas: alucinante. Luego a la Casa Museo de Frida Kahlo: lo máximo. Qué tremenda mujer, qué vida, aunque lo creía imposible la admiro aún más que antes. Vi su cama, sus prótesis y como las decoró, su silla de ruedas, su ropa, su obra. No pude evitar soltar unos lagrimones. Realmente conmovedor. De ahí al Museo de Trotsky, super dato de Tai Pei. No es un gran museo, no está muy bien tenido, pero la atmósfera que transmite hace que a uno se le paren los pelos. Las balas en los muros, las torres de vigilancia, su jardín, su humanidad. A veces se me olvida que estos grandes personajes históricos también fueron personas.


El viernes por fin a Guadalupe. Otra vez: impactante. Yo igual me burlo y peluseo que Juan Diego tomó mucho peyote y por eso vio a la virgen, pero me gusta la Guadalupe como ícono y me gusta también el barroco. No creo en dioses, ni vírgenes ni santos. Entonces la devoción que vi me impresionó. Acercándose a la basílica se ve el comercio guadalupano, las miles de personas  que caminan hacia el santuario, la misa donde la gente levanta a las guaguas (y no tan guaguas) para que las bendigan (como en La Tirana), los grupos de católicos que vienen de quién sabe donde a adorarla. Puta la iglesia que tiene poder todavía. Como mueve masas.

Con Randall nos llevamos regio. Quedamos que alojaría una semana con él, por el bien de la convivencia. Entonces después de la Guadalupe hice algo de aseo en la casa y me vine al barrio Condesa a invadir a David. Otro tierno. Estos mexicanos son unos amorosos, "la neta" me han tratado super bien.

El barrio es precioso y la primera noche fuimos por tacos y cerveza. En verdad todo el tema gastronómico es un mundo increíble. El maíz, el frijol y el chile están siempre presentes, y la cocina mexicana da como para escribir un tratado. Desde el comercio callejero de esta, sus preparaciones e ingredientes, hasta la relación del mexicano con la comida son alucinantes. Hay como cien tipos de tacos, chicharrones y tortillas diferentes. Menos mal no me ha dado lo que se conoce como "la maldición de Moctezuma". Parece que los turistas siempre se enferman de la guata. Menos mal yo tengo guata de cachureo.

Conocí el Castillo de Chapultepec, donde está el Museo de Historia, ahí aprendí a diferenciar próceres y revolucionarios y conocí algo de la compleja historia de este país. He de confesar que de los siglos XIX y XX sabía bien poco. Un gran vacío en la formación universitaria-historia-puc. Isabel Torres se llamaba la profesora que nos hizo ese ramo.

Aprendí que Benito Juarez se peinaba a lo "langüetazo de vaca", que Madero era un barbón, de Zapata y sus bigotes y de cosas más profundas también. Muy completo el museo. Algo desordenado pero lindo, lindo. La vista del castillo es preciosa, se ve todo el bosque y la ciudad.

A la tarde fuimos a la Cineteca Nacional. Vimos la película "En busca de un muro" que habla de Orozco y sus andanzas por Estados Unidos buscando muros para pintar. Caminamos de noche por Coyoacán. Qué barrio más bello.

Después, a las pirámides, a Teotihuacán los boletos. Entrenida la ida en bus. Como me muevo principalmente en metro ver la ciudad desde arriba fue bacán. Ver las afueras de la ciudad también.

De las pirámides, adivinen... son impactantes. Llegué a la punta de la Pirámide del Sol con la lengua afuera, y la sensación de estar ahí arriba, tomando el sol en la Pirámide del Sol, fue increíble.

Aprendí un montón de cosas sobre los Teotihuacanos. Su ciudad es maravillosa. Urbanistas y astrónomos. Simetría, equinoccios y magnificencia.

Hay tanto que ver. Es increíble, maravilloso y abrumador. Los habitantes de esta ciudad se matan de la risa cuando les cuento como es Frutillar, con sus ocho mil habitantes y la vida bucólico pastoril.

Así que me voy pronto a las provincias. Hice una lista muy ñoña de las cosas que me faltan por recorrer acá y el viernes me largo. A ver pueblitos. Necesito algo de campo.

Ahí les seguiré contando como me va.

Muchos saludos.

1 comentario:

  1. Me haces tanto reír, celebro todas tus impresiones! Besos, besos y más besos! Cocóteta.

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